Durante décadas, El Garrigal fue uno de los espacios más singulares y marginados de Figueres. Barrio de gitanos y prostitutas, fue fuente de inspiración artística y escenario de una profunda transformación urbana.
A través de documentos, obras y testimonios, la exposición reconstruye la memoria de un lugar que ya no existe, pero que sigue vivo en la memoria colectiva de la ciudad.