‘Presencio & The Rural Kids’, con Virginia Villacisla
El pasado 6 de noviembre, nuestro compañero y corresponsal en la meseta, Alfredo Herrezuelo, tuvo el placer de ser el maestro de ceremonias en la presentación del fotolibro Presencio & The Rural Kids, de Virginia Villacisla, en Espacio Tangente de Burgos, donde ha tenido la oportunidad de entrevistar a Virginia para el blog de Disparafilm.
El trabajo que Virginia ha desarrollado en este proyecto explora una de las temáticas más presentes en las narrativas actuales, como son los espacios autorreferenciales, los universos familiares y de amistad y sus múltiples variantes, que constituyen en sí mismos una realidad cercana a la autora, a la vez que son casi inabarcables en todas sus variaciones, tanto en lo personal como del entorno, remitiendo a un espacio que aúna lo íntimo y afectivo con lo colectivo. Todo ello realizado con la mirada personal de Virginia, que logra extraer de cada escena aquello que los demás no vemos por resultar excesivamente cotidiano y nos enseña con sus fotos momentos con los que resulta sencillo identificarse, al mismo tiempo que nos sorprende por su capacidad para introducirnos en una historia siendo, sencillamente, espectadores.
Alfredo: Bienvenida Virginia y felicidades por el trabajo Presencio & The Rural Kids, que es, de momento, tu mayor proyecto. Me gustaría saber desde cuándo llevas inmersa en el mismo y cómo surgió la idea de desarrollarlo.
Virginia: Conscientemente, llevo trabajando en este proyecto desde 2017. Digo “conscientemente” porque he hecho fotos en este territorio desde que tuve una cámara de adolescente. De hecho, en el fotolibro aparecen varias imágenes rescatadas de mi archivo. Al mudarme a Madrid para estudiar fotografía de autor, cuando nos pidieron desarrollar un proyecto personal, decidí que no había nada más personal que pudiera aportar que las imágenes de mi entorno mientras crecía en el pueblo. Así que las fotos que realicé a partir de ese momento tenían la intención de conformar un proyecto y dejaban de ser meros registros de momentos puntuales.
Alfredo: ¿Era entonces una necesidad, un impulso que te obligaba a trabajar ese día a día en el pueblo?
Virginia: En la ciudad no siento la necesidad de hacer fotos. Sin embargo, rápidamente reconocí en “lo rural” un impulso que me atraía. Como también “lo absurdo”, “lo fragmentado” y “lo juvenil”. Creo que estos elementos pueden identificarse fácilmente en mis imágenes. Han actuado como guías a lo largo de los años mientras confeccionaba el proyecto.
Alfredo: A mí me parece un autorretrato, colectivo y generacional, ¿cómo lo ves tú?
Virginia: Estoy de acuerdo. Me encanta que en las imágenes puede verse a la misma persona siendo preadolescente y, más tarde, ya adulto. Es el privilegio de un proyecto de largo recorrido. También creo que, cuanto más personal y profundo es un proyecto, más posibilidades tiene de convertirse en universal y que el público pueda conectar con él.
Alfredo: En Presencio & The Rural Kids aparecen las fiestas, los amigos, el paisaje, los vecinos, la familia… ¿Qué faceta de estas te resulta más complicada de trabajar?
Virginia: No es la situación o el tipo de persona a la que retrato lo que encuentro complicado. Es el ir más allá de la superficie, de lo anecdótico: jugar con la luz, con la idea de lo que crees que pueda salir, con el azar también; ir al grano de la escena, a lo que convierte la imagen en símbolo de algo más global y complejo. Además, hacerlo con un estilo personal, que la gente vea una foto y rápidamente sepa que la has hecho tú, por la temática o por la estética, pero evitando repetirte. La fotografía es un lenguaje en sí mismo y cada uno tiene su acento.
Alfredo: José Manuel Navia (Alma Tierra) dice que la España Vaciada no sería un problema si estuviera vaciada de verdad. Pero tú dejas aquí muy claro que está llena y, además, muy activa. ¿Crees que proyectos como el tuyo, que dan visibilidad a la realidad rural, ayudan a cambiar algo o simplemente registran esa realidad existente pero no influyen?
Virginia: Creo que para cambiar la España Vaciada se necesitan cambios estructurales desde las instituciones. Con mi proyecto, intento cambiar el discurso imperante de que en estos lugares solo hay desolación y arrugas. Es tan insistente que ya forma parte de nuestro imaginario colectivo. No es que ese discurso no sea cierto —por desgracia lo es—, pero también hay otras facetas que se estaban dejando de lado y que yo quiero poner en primera plana. Quería mostrar la manera en que mis amigos y yo habitamos nuestro pueblo, que estaba siendo obviada. Si, de alguna forma, mis imágenes ayudan a mirar nuestros pueblos con más ángulo, bienvenido sea.
Alfredo: Presencio & The Rural Kids se ha publicado en El País Semanal, entre otros medios, y se ha expuesto en multitud de salas: Espacio Tangente de Burgos, Murcia, Castellón, La Kursala de Cádiz — desde donde surge el proyecto de la publicación del libro—, que ha viajado a Paris Photo. Cuéntanos un poco el camino que ha seguido este trabajo hasta tener el libro en la mano y qué esperas ahora que se puede tocar.
Virginia: He trabajado sin prisa, poco a poco, con mimo. El proyecto ha cambiado a lo largo de los años; he ido desechando imágenes que creía insustituibles. Le he dejado tiempo para reposar y macerar —creo que eso es muy importante— y luego volvía al ruedo con él. Como ya he dicho, llevaba trabajando en él desde 2017 y llegó un punto en el que ya había fotografiado las mismas escenas varias veces. Me di cuenta de que no iba a sacar nada nuevo y me arriesgaba a repetirme. Además, los rural kids dejaron de ser kids. Me interesaba retratar el pueblo a través de los adolescentes: ambos estaban entre el progreso y el regreso, la niñez y la adultez… Así que simplemente llegó a su final natural y yo lo sentí así. Quise darle un recipiente físico y duradero, que es el fotolibro.
Ahora podríamos hablar de lo complicado que es conseguir financiación para un proyecto cultural. Afortunadamente, contaba con el apoyo de Kursala y eso me dio ánimo para patearme todas las instituciones habidas y por haber. Tras multitud de “noes”, conseguí algún “sí” que, sumado a inversión propia, me permitió costear la producción. Paralelamente, le encargué el diseño y la edición a Jaime Narváez, que ha hecho una gran labor y con quien ha sido muy fácil trabajar.
Ahora que el libro se puede tocar, considero que el proyecto comienza una segunda vida y se relaciona con la gente de otra manera, más íntima quizá. Yo soy una apasionada de los fotolibros y me encanta que alguien tenga un trozo de mi pueblo en su estantería.
Alfredo: Lo preguntaba porque otros proyecto tuyos son Gasolina, expuesto en Atalaya Valladolid; Antiálbum Familiar; Carretera Sin Nombre, que se expuso en la Fundación Díaz Caneja de Palencia dentro del Pallantiaphoto. Todos ellos tienen como denominador común el pueblo. ¿El proyecto parte de una necesidad personal o es más un ejercicio de registro y empoderamiento de lo rural? ¿Qué buscas o pretendes mostrar?
Virginia: Para mí, fotografiar es una necesidad. Es un lenguaje que entiendo, me permite expresar varias ideas a la vez y necesito hablarlo. Veo mis fotos más como una sugerencia de sensación que un registro. Además, por alguna razón, es en el rural donde siento el impulso de hacer imágenes. Supongo que el hecho de haberme criado en estos espacios es determinante en ello.
Alfredo: Háblanos de tu forma de trabajar, equipo, edición…
Virginia: Lo más complicado es que trabajas con personas y estás eligiendo el modo de representarlas. En general, no me gustar “robar” imágenes así que lo principal es presentarme y explicar mi proyecto de forma honesta. Suelo hacer muchas fotos, por lo que utilizo una cámara digital. Ahora uso una Nikon sin espejo que me va muy bien para las escenas que suceden deprisa.
En cuanto a la edición, me gusta dejar reposar las imágenes. A veces el subidón del momento en que has tomado una foto puede darle más peso a la imagen del que tiene por sí misma. Hay que ser paciente para ver si sobrevive el paso del tiempo. Como ya he comentado, me interesan los proyectos de largo recorrido, por lo que prefiero darle espacio a cada fase del proceso.
Alfredo: A la hora de abordar un proyecto, ¿planificas mucho las tomas o te basas en una idea general y buscas el momento correcto para hacer la fotografía?
Virginia: Una mezcla de todo ello. A veces voy con varias tomas preconcebidas pero no siempre se pueden realizar. Hay que adaptarse a lo que te ofrezca el momento. Lo que sí me llevo apuntado son ideas generales para, con la imagen, intentar captar una sensación. Una vez más, rascar más allá de la superficie en busca de petróleo.
Por supuesto, me ayudo de referentes. No solo fotográficos, también encuentro inspiración en la pintura, el cine o la música.
Alfredo: Virginia, hemos llegado al final de esta entrevista. Desde Disparafilm queremos darte las gracias y desearte toda la suerte para que este proyecto, y otros que llegarán, sean un éxito.
Virginia: Gracias a vosotros por dar visibilidad a Presencio & The Rural Kids y gracias a la fotografía que me acerca a gente tan bonita como vosotros.
Os animamos a pasar por la web de Virginia Villacisla a conocer más sobre este trabajo y otros, y también, a echar un vistazo al fotolibro de Presencio & The Rural Kids.

