Proyecto ‘Allí mis pequeños ojos’: Instantáneas de la vida cotidiana
Instantáneas de la vida cotidiana, perpetuadas por el ojo del fotógrafo. Lo real -inaprensible- se revela ficción. Lo invisible -esencial- se aprecia merced a la imaginación. Lo nimio, lo banal, lo superfluo... todo ello cobra valía cuando hay asombro. Tomas directas. Espontáneas. Vívidas. Una colección de estampas en blanco y negro, que colorean un tiempo y un espacio. El voyeur presta su mirada al auteur. El deambular, si es atento, se cobra imágenes bellas, memoriosas, memorables; de esas que encapsulan gracia, ironía, sensibilidad y ternura. Por supuesto: el ahora se hace siempre. Y sí -dígase de este modo-, la efimerez hace a la eternitud.
Amateur
No soy profesional, pero amo la fotografía, vivo de ella, es aire que respiro.
“Trabajo cuando estoy dedicado al papeleo, a las facturas, a los asuntos de oficina, pero no cuando hago fotos. Hay un término en español que me gusta mucho. Al llegar a vivir a Almería un asesor fiscal me dijo: “Un trabajo como el suyo se llama ‘fotógrafo de aire libre’””
Ésa es exactamente mi condición.
¿Fotografía callejera?
Prefiero llamarla fotografía de vida cotidiana.
“Nada más pisar la calle, comienza el aprendizaje de lo inesperado”
“Cada mañana, el telón se alza en el teatro de lo cotidiano”
Mis pequeños ojos
Me gusta creer que la mía es la mirada de un niño. A veces pícara, desvergonzada, ingenua, inmadura. También perpleja, carente de certezas, sorprendida. Por momentos afectuosa, plena de cariño, de ternura. ‘Ternura’ es una palabra que no abunda en el glosario de la Fotografía Contemporánea.
“Veo a niños que pintan de maravilla y luego, en la pubertad, se acabó, abajo el telón. Cuando ya has aprendido cómo se hace, necesitas toda una vida para rescatar, no ya la pureza infantil, pues eso no se recupera, sino las cualidades del niño”
“Todo el mundo va disfrazado / para esconder lo que hay detrás de sus miradas / pero yo no puedo disimular cómo soy / donde quiera que los niños vayan, los seguiré”
El acto fotográfico
Lo que importa es la mirada. Privilegiar el momento de observar, vibrar, obturar la cámara, no las imágenes resultantes.
“La mayoría de las buenas fotografías, en particular aquéllas que son rápidas y están llenas de lirismo, son batallas entre el artista y la suerte, y las victorias más dichosas para el artista son los empates”
¿Conflictos al fotografiar en la calle?
Algunas veces, sí. ¿Una recomendación? Manejarse de igual modo que en la vida, con respeto, deferencia y cortesía. Ser fotógrafo no es diferente a ser humano.
“La mayoría de mis fotografías es de gente, vista de un modo muy simple, como a través de los ojos del hombre de la calle. Hay algo que la fotografía debe contener: la humanidad del momento”
¿Ver o mirar?
Ver es, simplemente, ejercitar un sentido, el de la vista. Algo que todos hacemos de manera parecida, siempre y cuando no suframos alguna discapacidad visual importante.
Mirar, en cambio, es una acción más única, rica y compleja.
Mirar quizás sea un verbo que incluya a otros verbos: sentir, desear, pensar, querer, amar...
Ver es algo que nos implica a todos. Mirar nos involucra a cada uno. Y 'todos' no es lo mismo que 'cada uno'. Ni siquiera el 'todos' es la suma de los 'cada uno'. Por suerte todos vemos lo mismo, pero por fortuna cada uno miramos distinto.
Vemos sólo lo visible. Miramos también lo invisible.
El mirar construye miradas. Y ese es el único patrimonio de los fotógrafos: su mirada.
Definitivamente la fotografía es cuestión de mirar. No de ver, de mirar.
“No soy ni pensador ni escritor, soy mirador”
¿Por qué cámara analógica?
Por amor a la imagen latente. Allí habitan, juntos, el misterio de la obturación y la magia de lo secreto, lo escondido. ¿Qué es eso? Una ensoñación intangible pero perdurable, cuando una fotografía (aún sin revelar) sólo yace grabada en nuestras retinas, nuestra mente y nuestro corazón.
“La perplejidad es el secreto del laberinto”
¿Es la fotografía un arte o un documento?
Mis fotografías no declaman méritos artísticos, ni proclaman logros documentales. Son imágenes. Frutos -en parte- de la imaginación mía. Hijas -con virtudes y defectos- de mi mirada.
Ni artística ni documental, pienso mi fotografía como un acto amoroso, de relacionamiento con un entorno en el que crezco, me reconozco, y al que me gustaría legarle mi impronta.
De Henri Cartier-Bresson aprendí muchas cosas. En un documental se lo ve salir -de a ratos- a obturar sin película en la cámara. ‘Hace fotos’ (entre comillas) que nunca existirán. Cuando lo vi pensé que bromeaba, con el tiempo vislumbré algo importante en aquel hecho ‘disparatado’. Cada tanto lo emulo, ando por la vida con cámara (analógica) sin rollo, y miro; miro y obturo, obturo y vibro, vibro y respiro, respiro y vivo.
“Abrir los ojos para ver lo cotidiano de otra manera, mantener la ingenuidad de la mirada, para cuestionar lo banal, y descubrir secretos”
Exposición en España
Allí mis pequeños ojos se expone actualmente en España, en Tres-e-u - VicClic Espai Fotogràfic, en Vic (Barcelona) hasta el 14 de mayo, de lunes a viernes, de 17 a 20 h.