Viajes con mi camarilla estenopeica… O la cámara que llevo en mi mochila
Me llamo Olga, soy y vivo en Barcelona, fotografío desde hace mucho tiempo y en digital. Hace unos cuantos años, hice un curso en El Observatorio con Camila y Eugeni, y ahí empezó mi trayectoria en el descubrimiento, conocimiento y profundización de la fotografía de autor.
Continué en Fotoespai con Toni Micó, haciendo un curso de tres años. Entre otras asignaturas, se impartía la de fotografía antigua, fotografía estenopeica, cianotipia, papel salado... etc, donde me enganché totalmente a la fotografía estenopeica.
Paralelamente, cursé fotografía experimental online en Ágora con Pablo Giori y Laura Ligari; también en la Clínica Estenopeica con Sol Mendoza, online desde Argentina.
Desde que descubrí la fotografía estenopeica, no he dejado de experimentar y de probar diferentes tipos de material (con papel Ilford o Foma y con placas radiográficas de 18x24 Agfa y placas RX dentales), y de hacerme las cámaras con cajas metálicas, de cartón, de plástico e incluso, de madera.
Un día, me llegó un regalo de mi amiga Ana Lourdes desde México. En un intercambio de solarigrafías y dentro del paquete, había una mini camarita hecha por ella, que es la que me acompaña a todos los viajes. A veces me he llevado más de una, pero ninguna supera la de Ana Lourdes.
Os presento a mi camarita estenopeica viajera.
Me costó un poquito encontrar una manga pequeña que pudiera llevar en la mochila y sacarla cuando tuviera que cambiar el papelito sensible de su interior en mitad de la calle. Por fin la conseguí, cara, pero buena. Valió la pena, me la enviaron desde Alemania.
Su primer viaje fue a Milán, a una exposicion en la que participábamos como grupo del curso La Clínica Estenopeica dirigida por Sol Mendoza. Allí me reuní con Federico, que era el que organizaba el evento Laboratori di fotografia stenopeica dentro del Photo Festival y PINHOLE LAB appunti in camera oscura, (en el cual participamos el grupo de la Clínica cada una con una representación de su obra). Después del evento, visité Milán. A partir de entonces, siempre viaja conmigo.
El segundo viaje fue a París, (yo le llamo París 24h porque fue el tiempo que estuve allí) a ver una expo de Julia Margaret Cameron y una conferencia sobre esta y Francesca Woodman. Y así les siguieron Albania, dos veces a Egipto, Praga, Nápoles y Belgrado... De momento...
Es muy fácil viajar con ella porque no ocupa nada de sitio. La llevo en la maleta de mano y cuando subo al avión, me la pongo en el bolsillo del pantalón y ya fotografío en pleno vuelo, siempre el ala del avión, cuando me toca ventanilla y estoy cerca, claro.
Pasa por todos los escaneres y nunca me han abierto la maleta para saber que era aquello, porque es una funda de carrete de 35mm, algo nada sospechoso si llevas cámara de fotos ‘normal’.
Aunque, por las calles, te miran extrañados por lo que debes llevas ahí dentro de esa bolsa negra...
Un día, en el cementerio judío de Praga, me pegué un susto porque al dejar la camarita sobre el alféizar de una ventana, empezó a sonar una alarma. Saqué la camarita inmediatamente asustada, me la guardé en el bolsillo y al cabo de un ratito, la coloqué en otro lugar. Por supuesto, esa alarma no era por mi camarita, pero me llevé un gran susto.
Cuando meto las manos en la manga, dentro tengo identificado cada potecito, uno con un pedacito de lija, que es donde pongo el papelito que saco de la camarita para revelar, el otro con un papel finito en el exterior es donde tengo los papelitos vírgenes para cargar la camarita (a veces llevo dos potecitos cargados de unas 10 o 15 papelitos cada uno).
Tengo todo tipo de trípodes, uso todo aquello que tenga cerca. Por eso a veces me salen movidas, la mayoría las aguanto con la mano.
Os adjunto unas cuantas fotos de los viajes y si queréis más información o tenéis dudas, me las podéis preguntar.

