Caracas en 4x5

Mi nombre es Carlos Pinto y soy de Caracas (Venezuela). Tengo disparando en analógico desde que tengo 15 años. Desde el momento en que dispare la cámara por primera vez, sabía que era un recuerdo que iba a permanecer conmigo el resto de mi vida.


Todo comenzó con un impulso. Vi una oferta de una cámara 4x5 en Facebook y supe que no podía dejarla pasar. La competencia sin pensarlo dos veces, y de inmediato llamé a mi mejor amigo, Sergio. Nuestra misión: hacer nuestras primeras diez fotos en gran formato.

Para mí, esta era una aventura en territorio desconocido. No tenía la menor idea de cómo usar una cámara de gran formato. Me sumergí en videos y artículos, consumiendo todo el material que pude encontrar mientras esperaba la película que pedí desde Estados Unidos. En Venezuela, no es un formato para nada común, así que no se consiguen con normalidad.

Durante esos días de espera, reflexioné sobre qué tipo de fotos quería hacer. La cámara 4x5 no es precisamente portátil, lo que me llevó a pensar en retratos o paisajes. Sin embargo, nada de eso me convencía. Toda mi vida he hecho fotografía de calle, y Caracas es una ciudad tan vibrante, tan llena de potencial, que la decisión fue fácil. Así que, con Sergio, tomamos la decisión y nos dijimos: "Salgamos a la calle y ataquemos lo que nos llame visualmente".

Nuestra primera fotografía fue la del puente. Elegimos esa escena porque era un objetivo estático, lo que nos daba tiempo para adaptarnos al proceso de enfocar a través del vidrio esmerilado. El peso de la cámara sobre el trípode también fue un desafío; no era el mejor equipo, pero era lo que teníamos.

Una vez que le perdimos el miedo a la cámara, todo empezó a fluir. Usé mi teléfono como fotómetro, midiendo casi siempre en las sombras. Después, nos fuimos a la Universidad Central de Venezuela. Allí, me topé con una pareja de enamorados y supe que era una escena perfecta. A diferencia de cuando salgo con mi 35mm y puedo pasar desapercibido, con la 4x5 necesitaba pedir permiso. Amablemente se los pedí, y mientras montaba el trípode y el encuadre, les pedí que me ignoraran totalmente, como si nunca les hubiese pedido la foto, decidí tomarla a través de una obra muy famosa de la universidad, que hacía prácticamente una ventana para la escena, tratando no interrumpir la intimidad del momento y darle un sentido menos invasivo.

Aquí no había espacio para la agilidad de la fotografía callejera con un 35mm. Me tomé el tiempo necesario para lograr un encuadre digno y un enfoque nítido, pero ya había encontrado mi ritmo. La foto me tomó no más de cinco minutos. Sergio encontró una pareja de chicos que estaban en medio de una lectura de tarot y la luz natural era bellísima, así que nos vimos mutuamente y sabíamos que la escena iba a ser perfecta. Medimos luz y disparamos.

El reto de la luz, el movimiento y la gente

Después de esa toma, perdimos por completo el miedo a la calle. Nos dirigimos a una de las zonas más concurridas de la ciudad. Era tarde y la luz ya escaseaba, lo que nos obligaba a disparar a f/5.6. Esto limitaba nuestra profundidad de campo y el rango de enfoque era muy corto. Fue un verdadero desafío. Estábamos a contrarreloj, en medio de la calle, con gente cruzando frente a la cámara y nuestro objetivo en constante movimiento.

A pesar de todo, logramos nuestras diez fotos. Un par no me convencieron del todo, pero creo que hicimos un trabajo excelente. La cámara 4x5 no está pensada para la fotografía callejera, mucho menos en una zona de la ciudad donde fotografiar a la gente suele ser complicado.

El gran formato es un reto total, pero la satisfacción con cada toma es inmensa. Ahora tenemos estos hermosos negativos que podemos ampliar a gran escala, dándoles la importancia y el valor que se merecen. Una foto de gran formato no está hecha para ser vista en una red social donde no se puede apreciar su magnitud.

Ahora, mi próximo desafío es positivar estas fotos por mi cuenta, con los pocos conocimientos que tengo sobre el cuarto oscuro. Todo este ejercicio me ha animado a no limitarme, a no dejar que el formato me intimide. Mi meta es seguir empujando mis límites para conseguir resultados aún mejores.

Todas las fotografías fueron hechas con una Calumet 4x5 y película Kodak Tri-X 320

Carlos Pinto

Fotógrafo autodidacta de formato analógico. Exploro la memoria y la intimidad. Mi trabajo transforma lo cotidiano en experiencias sensibles y universales.

https://www.instagram.com/pintoconcamara/
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