Flores en Ojébar con la Yashica Mat
Siendo un fan de Yashica, me tomó un tiempo encontrar un ejemplar de la primera edición de la Yashica Mat. En mi segunda intentona tuve éxito. La primera tiene una historia con el mismísimo Mark Hama que no acabó muy bien…
A lo que vamos: Puente de Mayo, pueblito entre Cantabria y Bizkaia donde solo hay ganado y un hotelito muy cuco con un gran chef.
Pronóstico del tiempo: Nublado y llovizna. Vamos, que Cantabria montañosa… Que me llevo lo de siempre… 3 días fuera, 3 rollos, ISO 400 y pillo los Tri-X con sorpresa (las letras del papel han pasado al negativo, o no). ¿Cámara? Algo ligero. Solo una, me prometo. Miro las baldas y pillo la Super Ikonta 530, buena opción para este tiempo, buena lente… Pero la dejo por haberla usado hace relativamente poco tiempo (unos meses) y miro las TLR ligeras… Y todas han sido usadas este año, excepto mi Yashica Mat. Miro Flickr y el último rollo es de hace 4 años… ¡La Mat!! Compruebo el spool ¡y para la Domke! Sekonic y rollos a la butxaca, microfibra por-si-acaso… Y el trípode con el cable ya que va de serie en viajes en coche (no hay otros). Tardo más en elegir cámara/rollo que en meter la ropa para las vacaciones…
Todos en el coche y en una horita, ya estamos… Mira que vivo en Getxo, pueblo tranquilo y bonito, pero ver el paisaje al salir del coche es algo distinto. Dan ganas de ponerse a reformar una casa y olvidarse del resto.
Dejo la maleta en la habitación y busco la excusa barata de “que se me va la luz” para pillar la cámara, cargar (*1) un Tri-X y bajar pitando a la terraza del hotel. Con las prisas, me olvida de cambiar el ISO del Sekonic y sobreexpongo dos pasos. Bueno, es Tri-X y se lo traga . Click. Click. Aunque repito las dos fotos… ¡Qué casualidad! ¡Son mejores planos las primeras!
Luego, ya me siento y me quedo ensimismado viendo pasar las nubes hasta que llegan Masha y Roma. Como se oyen balidos, vamos buscando las ovejas para diversión del peque y veo un naranjo en flor. Click.
Día siguiente… Después de desayunar y antes de ir a las Cuevas de Pozalagua (100% recomendables) vamos a la Iglesia de Ojébar. Más flores por el camino. Click. Click.
Hacemos el ganso en la zona de la bolera y al volver, rosas y lirios. Click. Click.
Como digo, las cuevas son recomendables. Allí al lado quedaron las huellas de la cantera de dolomita que hubo ¿hasta los 70? Total, que en una de esas voladuras típicas de cantera, se abrió un boquete y se encontraron una cueva inmensa llena de esas cosas que tienen las cuevas cerradas millones y millones de años, una chulada. Pues han construido afuera un pequeño anfiteatro dado que la acústica allí es muy buena y tras actuaciones y canciones por parte de los Varas-Kvochkin al irnos, se me fue el #12 click.
Ya después de comer se nos acabó la diversión, porque a uno de nosotros le empezó la fiebre y qué mejor que estar en la cama de uno para pasar lo que viene.
Al ver las fotos un día después, ya no voy a buscar esa Rolleiflex 3.5B que tanto quería. ¿Para qué si ya tengo esta maravilla? Una TLR ligera, con temporizador como me gustan, una lente que es espectacular. Las fotos que se ven no pasan de f/5.6.
Muchas veces buscamos el tesoro al final del arcoíris cuando lo tenemos a nuestros pies antes de empezar el camino. Recuerdo esa Welta Weltur que tuve tan maravillosa que después de venderla ya he visto 4 o 5 sin encontrar lo que me daba aquella. Es un proceso de búsqueda que mi querida gente de photographytoday me dijo en su día, ya estoy reduciendo poco a poco.
En el proceso de buscar, probar y descartar, quizás queremos lo que ya tenemos pero no lo sabemos. Elegir esta Mat ha sido un mirar atrás, darme cuenta que la búsqueda ha sido bonita. He aprendido y sobre todo, disfrutado.
NOTAS.
(*1) Abrir el plástico, sacar el 120 y olerlo. Uhm… Romper el sello y meter el rollo en la cámara, extender el papel y meterlo en el eje. Empezar a pasar película cuidadosamente, seguir pasando tensado el papel, llega la marca y con lentitud la dejo en su sitio. Se cierra la tapa y mientras giro la palanca, miro que el contador se mueva, llega el #1 y ‘clank’, cargada.
Este momento de carga no ha cambiado desde que lo hice por primera vez con la Yashica Minister D de mis padres. Es eterno, dentro cabe todo lo bueno y la ilusión de un niño. Es una esperanza de fotos bonitas, ojalá perfectas.